El crítico de arte debe contar con la humildad de reconocer que accede a la obra desde presupuestos intelectuales que no siempre dan con el "secreto" de la belleza. Esa esencia secreta, esa sustancia profunda, es sólo captable cuando nos abrimos desde nuestro propio secreto, la clave de nuestro centro más hondo.
Lo fundamental es el intento de sentir aquello que la obra interpreta de nosotros mismos.
Ese extraño dolor de la sensibilidad profunda y solitaria es la única que concede la desazón de la belleza inaferrable. Eduardo, "Escritos sobre Sor Juana Inés de la Cruz"
miércoles
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2 comentarios:
Querido Eduardo: hay que publicar!!!!! Adelante!!!!!+
El secreto de la belleza es cultural y además temporal.
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